Pintura de Serge Marshennikov
Oda a un Hombro
(Soneto en alejandrinos)
El satén se desmaya por el cantil moreno.
Acosando a mi pálpito, va una graciosa blonda
que separa la orilla del clandestino seno
y el envés sugerente de la espalda redonda.
El satén se desmaya, incitando al veneno
que supura agitada la escarlata anaconda
que pulula acechante tras mi labio sereno.
En la elipse del cuello, donde expira una onda
de los cauces dorados que riega su melena,
se arrastra mi mirada imaginando el nudo
del satén y la carne, del encaje y la vena.
¡Ay, sílfide gitana, la del hombro desnudo...
quién diría a mi otoño que tan párvula escena
quebraría mi calma como el amor no pudo!
Acosando a mi pálpito, va una graciosa blonda
que separa la orilla del clandestino seno
y el envés sugerente de la espalda redonda.
El satén se desmaya, incitando al veneno
que supura agitada la escarlata anaconda
que pulula acechante tras mi labio sereno.
En la elipse del cuello, donde expira una onda
de los cauces dorados que riega su melena,
se arrastra mi mirada imaginando el nudo
del satén y la carne, del encaje y la vena.
¡Ay, sílfide gitana, la del hombro desnudo...
quién diría a mi otoño que tan párvula escena
quebraría mi calma como el amor no pudo!
Cosa bella! es una delicia entrar en tu blog, tanto que para salir me cuesta trabajo, máxime con ese bello fondo musical....Aplausos mi querido amigo.
ResponderEliminarDe acuerdo con la capitana , una delicia tu poesía, Luis , besos hasta allá.
ResponderEliminar