viernes, 28 de junio de 2013

Mi pequeña Julieta

Mi pequeña Julieta
(Soneto en alejandrinos)


Olvidaste una lágrima en mi boca callada,
subscribiste el silencio para decir te quiero
y ofendiendo a mis ojos tu mirar quinceañero,
me dejaste vencido tras la puerta entornada.

Mi pequeña Julieta de un Romeo encantada,
ya no brinda caricias a su perro lucero
y en lugar de muñecas, su carmín lapicero
esboza corazones y destellos de hada.

El añil de su párpado me tiene confundido,
me desvelo en la noche mascando su semblante
sintiendo tras el muro su lozano quejido.


Cuéntame quién provoca tu delirio constante,
si su influjo tirano o su amor desmedido...
mas, me robó tu beso ese aprendiz de amante.

















viernes, 21 de junio de 2013

La puerta del alba

La puerta del alba.
(Soneto en tridecasílabos)


Quiso el diablo indultarme de aciaga condena
y me dijo al oído: ¡Levanta, camina!,
rescaté mi cadáver de aquella letrina
y vestí el crisantemo de blanca azucena.

Huracán me pensaba, yo, duna de arena
un halcón me creía, mas fui golondrina;
resultó ser melaza la amarga quinina
y un liviano rasguño mi horrenda gangrena.

Cuantas veces la puerta del alba se atora
o no acierta la llave con su cerradura,
o no hallamos la lezna que el marco taladre,

y no vemos el labio que nos enamora
ni la risa de un hijo tan párvula y pura
ni la mano de un hada con rostro de madre.











viernes, 14 de junio de 2013



En esta noche morena


A la vida que me resta
daría el último trago,
y haría trampas al tiempo
por estar hoy a tu lado,
por rendirme a tu sentencia
y picotear de tu mano,
por despeñarme en tu abismo
en esta noche de sábado.
Mas no sé donde respiras
ni tú, donde yo me arrastro,
ignoro si es que sonríes
y tú, por qué me desangro,
en esta noche morena
que me asfixia como un lazo.
Cuán espeso se hace el aire
y cuán somnoliento el pálpito,
y cuán peregrino el eco
de tantos besos prestados,

  de tanto “te quiero” extinto
que implora ser soterrado,
de tanta ilusión cansada
de aguardar mi ausente abrazo.
¡No sé, si hoy gimen tus ojos
o centellan al contrario,
ni sé si escupes mi nombre
por el lapso de un relámpago!..
solo sé, que hoy a mi historia
daría un último trago,
por darte un beso en la boca
por derrumbarme a tus brazos
en esta noche morena,
maldita noche de sábado.






sábado, 8 de junio de 2013

Dos sílabas

 Dos sílabas.
Soneto en alejandrinos


Tu nombre se me azoca cual sierpe en la garganta,
se enlaza en mis entrañas forzándome al sigilo,
dos sílabas tan solo, que mi silencio canta
y al mascullar su acorde turbado las mutilo.

Tu nombre me germina y al tiempo se quebranta
cual fruto malogrado de un párvulo pistilo,
dos sílabas armónicas que el miedo me acallanta
y adictas a la daga flirtean con su filo.

Dos sílabas que trago soñando un imposible:
que, briosas en el labio, mi timidez asombre
cual grito enamorado parido inadmisible. 


¡Ay, quién pudiera, niña, lucir honor de hombre
y vomitar, sanado mi hedor incorruptible,
dos sílabas tan solo, dos sílabas… tu nombre!





miércoles, 5 de junio de 2013

 
 
 
 
 
 
 
 
 Se me va el alma

Me capitula el alma al desaliento
cual se rinde la luz a las tinieblas,
cual se entrega el arroyo al mar abierto,
cual se da el inocente a la sentencia.

Y reniega del brillo en la pupila
y rehúye del labio que enamora
y rechaza la mano que acaricia
y desprecia la vida que atesora.

Se me oscurece el alma y no consigo
devolverle el sonido de mi pecho,
retornarle la calma y el sentido,
restaurarle la dicha y el aliento.

Y se olvida del mar que la embrujaba
y vomita en el agua que bebía
y se inhibe del ser que la adoraba
y renuncia del bien que repartía.

Se me va alma… Amor, y no recuerdo,
como hacer para hacerla otra vez mía.






lunes, 3 de junio de 2013

No supe ver la rosa

No supe ver la rosa
(Soneto en alejandrinos)

A golpe de constancia se domestica el trueno
y frágil troca al mármol el toque del buril.
¿Quién no bebió cobarde de algún cauce sereno?
¿Quién por temer la llama nunca prendió el candil?

Hoy recordé aquel beso que se durmió en el heno
aquel que falleciera a un palmo del perfil,
no supe ver la rosa que germinó en el cieno
perdióse entre sus pétalos mi necedad pueril.

El tiempo no remienda costuras en el alma
ni torna el beso al labio que desdeñó la miel,
ni arresta la paloma que liberó la palma.

Hoy, pasto de los días el vano beso aquél,
ya madurado el ímpetu y a solas con la calma,
volvió a preñarle versos al blanco del papel.