La puerta del alba.
(Soneto en tridecasílabos)
Quiso el diablo indultarme de aciaga condena
y me dijo al oído: ¡Levanta, camina!,
rescaté mi cadáver de aquella letrina
y vestí el crisantemo de blanca azucena.
Huracán me pensaba, yo, duna de arena
un halcón me creía, mas fui golondrina;
resultó ser melaza la amarga quinina
y un liviano rasguño mi horrenda gangrena.
Cuantas veces la puerta del alba se atora
o no acierta la llave con su cerradura,
o no hallamos la lezna que el marco taladre,
y no vemos el labio que nos enamora
ni la risa de un hijo tan párvula y pura
ni la mano de un hada con rostro de madre.
(Soneto en tridecasílabos)
Quiso el diablo indultarme de aciaga condena
y me dijo al oído: ¡Levanta, camina!,
rescaté mi cadáver de aquella letrina
y vestí el crisantemo de blanca azucena.
Huracán me pensaba, yo, duna de arena
un halcón me creía, mas fui golondrina;
resultó ser melaza la amarga quinina
y un liviano rasguño mi horrenda gangrena.
Cuantas veces la puerta del alba se atora
o no acierta la llave con su cerradura,
o no hallamos la lezna que el marco taladre,
y no vemos el labio que nos enamora
ni la risa de un hijo tan párvula y pura
ni la mano de un hada con rostro de madre.
Magistral como siempre y un placer leerte
ResponderEliminarCuántas veces andamos ciegos, sin ver que la magia está en nuestro camino..Maravilloso soneto, querido amigo
ResponderEliminarPreciosos versos de elegancia y arte, J Luis!
ResponderEliminarLos ojos a veces deambulan ciegos sin ver ni atisbar la luz del alba.
Abrazos y mi enhorabuena por tus letras, amigo!
Muchas veces se agota, muchas…
ResponderEliminarY nos quedamos perdidos, sin saber entrar ni salir…
Precioso, como todo lo que escribes.
Un beso desde Logroño.
Hermoso soneto en tridecasílabos anapésticos de elevada factura y un lirismo excepcional. Da gusto ver cómo las palabras alcanzan un vuelo poético diferente e inusitada en la versatilidad semántica de tus versos.
ResponderEliminar¡Gracias por este momento de inolvidable poesía!